¿Para qué escribir, para qué leer, para qué
contar, para qué elegir un buen libro en medio del hambre y las
calamidades?. Escribir para que lo escrito sea abrigo, espera, escucha
del otro. Porque la literatura es todavía esa metáfora de la vida que
sigue reuniendo a quien dice y quien escucha en un espacio común, para
participar de un misterio, para hacer que nazca una historia que al
menos por un
momento nos cure de palabra,
recoja nuestros pedazos, acople nuestras partes dispersas, traspase
nuestras zonas más inhóspitas, para decirnos que en lo oscuro también
está la luz, para mostrarnos que todo en el mundo, hasta lo más
miserable, tiene su destello.
Como aquel pintor de la antigua Corea, de quien se dice que pintaba árboles que los pájaros confundían con verdaderos.
Pasajero en tránsito.
María Teresa Andruetto
Como aquel pintor de la antigua Corea, de quien se dice que pintaba árboles que los pájaros confundían con verdaderos.
Pasajero en tránsito.
María Teresa Andruetto
No hay comentarios:
Publicar un comentario