domingo, 21 de febrero de 2010

Refranes meteorológicos de febrero Luís Martínez Kleiser


FEBRERO

Palabras clave. Refranes, meteorología popular, frío, febrero.

Mala, malísima fama la del segundo mes de nuestros años:

Febrerico el corto, un día peor que otro.
En febrero el loco, ningún día se parece a otro.
En febrero, un día a malo y otro a ratos.
Febrero, un rato malo y otro bueno.

y es lo peor que las horas de cada día tampoco se parecen entre si:

Febrero el revoltoso, un rato peor que otro.
Febrero, un rato malo y otro bueno.
En febrero, un rato malo y otro bueno; a la mañana mata el buey,
y a la tarde enjuga el cuero.

Está, pues, justificado que se juzgue:

Febrero y las mujeres, tienen en un día diez pareceres.
Sol de febrero, rara vez dura un día entero.
Febrerillo el orate, cada día hace un disparate;

y que se le llame:

Febrero, veletero,

porque realmente,

En febrero, muy incierto el tiempo.
Siempre fue loco febrero y más en muchos pares de malas intenciones.
Año bisiesto, donde tiene días nones y en febrero el meadero, cuando en casa, cuando en el ero.
Febrero, oras al hero, oras al foguero.
Un día hebrero y otro candelero,

con lo cual, por faltarle días y formalidad de conducta, puede decírsele a plena cara:

Febrerillo el cojo, cojea en todo.

Sus alternativas, sobre ser molestas, quebrantan la salud y cuestan a muchos la vida:

Febrerico el loco, sacó a su padre al sol, y después lo apedreó.
Febrerico el loco sacó a su hermano al sol y apedreólo.
Febrero el curto, que mató a su hermano a hurto.
Febrero engañó a su madre en el lavadero; la sacó al sol y luego la apedreó.
Febrero engañó a su madre en el batidero.

Tan malos tratos de obra se ven correspondidos con los malos tratos de palabra. El pueblo pone al pícaro mes como no digan dueñas:

Febrero, cara de perro.
Febrero es un mes embustero.
Febrero, mes fullero.
Febrero, ¡vaya un mes repajolero!
Febrero, el peor de todos.
Febrero febrerín, el más corto y el más ruin.
Febrero es el más corto y el menos cortés.
Febrero el revoltoso no pasó de veintiocho; si treinta tuviera, nadie con él pudiera.
Febrerillo el mocho con tus días veintiocho; menos loco serías si tuvieras menos días.
Febrero el corto, con sus días veintiocho; si tuvieras más cuatro, no quedaría perro ni gato.

Adiós febrero mocho, con tus días veintiocho; tú te vas y yo me quedo con mis becerros ocho. Calla, calla; que con dos días que me faltan y otros dos que me prestará mi compadre marzo, tus ocho becerros se que darán en cuatro.

Al hablar de febrero no es posible omitir, por tanto, sus

DISTINTOS ASPECTOS CLIMATOLÓGICOS

Por Santa Eulalia, siempre el tiempo cambia.

Hay que considerarle como mes frío:

Para febrero, guarda leña en tu leñero.
En febrero, hebras de frío y no de lino;

pero también como mes caluroso, y por eso se añade:

Febrero, siete capas y un sombrero.
En febrero, siete capillas y un sombrero,

para defenderse del sol, porque

En febrero, busca la sombra el perro.
En .febrero, busca la sombra el perro; más no todo el mes entero.
Por febrero, busca la sombra el perro, y el cochino el aguadero.
En febrero busca la sombra el perro, la vaca el cucadero y el cochino el aguadero.
En febrero, busca la sombra el perro, el cochino el aguadero y el buey el cucadero.
En febrero, busca el buey el cucadero.
En febrero, busca la sombra el perro y el marrano el cenaguero, a lo último que no a lo primero.
Por San Matías, cantan las cotovías y entra el sol por las solombrías.
Por febrero, busca la sombra; mas no por entero.

En efecto; al llegar

San Matías, entra el sol por las sombrías, pero no por las más frías.
Por San Matías, pega el sol por las ombrías; y a las tres semanas, por ombrías y solanas.
San Matías, marzo al quinto día; entra el sol por las umbrías y calienta las aguas frías; y cantan las cotovías, y el pastor sus gollorías.

Lo cierto es que las alternativas del sol y el frío, piden estar, como ya quedó dicho en otra forma,

En febrero, un rato al sol y otro al humero.
En febrero, cuando en casa, cuando en el hero;

y obligan a dar por acertados los siguientes asertos simultáneos:

Mal para cuerpo y bolsa, si en febrero ves a la sombra el perro y en mangas de camisa el jornalero.
Nieve de febrero, en las patas se la lleva el perro.
Nieve febrerina, en las patas se la lleva la gallina.
Por la Candelaria, echa la brasa en el agua.
Para el buen rato de hebrero, quiero un leño.
Hielo de febrero, dale del pie y vete al hero.

Algunos adelantan a primeros del mes aquellas visitas del sol:

Por Santa Águeda, entra el sol en el agua.

Consecuencia lógica de las primeras caricias solares en un despertar sonriente de la Naturaleza:

Por San Valentino, los almendros florecidos.
En febrero, ya tiene flor el almendro.
Febrero, gatos en celo.
Por San Matías, corren los peces por las herías.
A la Santa, la bubota canta (Se refiere a Santa Eulalia, que se celebra el día 12 en Teruel.)
Por la Candelera, sale el oso de su osera.
Por la Candelera, sale el oso de la osera, pero si hace mucho frío se vuelve a ella.
Por la Candelera, los pájaros se cazan.
Por la Candelera, busca y halla la gallinera.
Por febrero, sale el oso de su osera.
En febrero, sale el lagarto del agujero.
Por San Pedro, sale la culebra de su agujero.
Por San Pedro de la Cátedra, toda cosa mala alza la cabeza;

dicho cambiando el acento de la voz Cátedra, para buscar su rima con cabeza.

El día de la Candelaria, la cigüeñal en las campanas;
y si no hace frío, la golondrina buscará su nido.
Por San Matías, cantan los pájaros sus gallardías;

Y en cambio, los hombres tienen que pedir, al igual que los canes:

Por San Matías, sácame de esta solana y llévame a aquella ombría,
y me das un buen día.

La peculiaridad de ser este mes más corto que los otros, también inspiró varios refranes:

Febrero el corto, días veintiocho;
mas si el año bisiesto fuere, cuenta días veintinueve.
Febrerillo el loco, tiene días veintiocho;
pero si bisiesto fue, cuéntale veintinueve.
Viene febrerillo el loco, con sus días veintiocho;
quien bien los ha de contar, treinta le ha de echar.

O

Hebrero corto con sus días veintiocho;
quien bien los ha de contar, treinta le ha de echar.

Por eso se añade:

San Matías, marzo a cinco días.
San Matías, marzo al quinto día.
San Matías, está marzo a cinco días, y si es bisiesto,
cátalo al sexto.

Y por eso, se relega todo lo que no se ha de hacer para el

Día de San Ciruelo, treinta de febrero,

y se comenta:

El mes de febrero lo inventó un casero.

ya que cada uno de sus días nos cuesta más cara la casa.
Sus FESTIVIDES DE SANTOS son las siguientes:

Candelaria a dos y San Blas a tres, adivina que mes es.
El primero hace día y el segundo Santa María.
Hebrero hace día y luego Santa María.
El primero hace día; el segundo San Santa María
y San Blas al tercer día.
El primero hace día; el segundo Santa María;
el tercero San Blas y Santa Águeda y detrás.
Los disantos de febrero, Santa Brígida el primero;
el segundo, Candelero, y el tercero, gargantero,

así llamado por ser San Blas abogado de la garganta.

En febrero, el primer día, San Ignacio es el que guía,
el segundo Santa María, y después viene San Blas;
y despedirse muchachas hasta carnaval.

En justa consecuencia, el día cinco merece este saludo:

Santa Águeda, la que las fiestas acaba.

y en cambio, como

San Matías y el carnaval andan a porfía,

este santo merece saludo muy distinto:

San Matías, las fiestas avía.

Por último, antes de la supresión de pudo comentarse:

Loando se va febrero de que le ayunen el día primero.

A cambio de la DURACIÓN DE LOS DIAS

Febrero, mes corto y días luengos.
Por San Matías, tanta noche como día.
Por San Matías, tan largas son las noches como los días.
San Matías iguala las noches con los días; entra el sol en las umbrías y cantan las gollorías; y dice la oveja al pastor: «Méteme entre trigos y viñas, y si no crío buen cordero, rómpeme las costillas.»
San Matías, marzo al quinto día; igualan las noches con los días y cantan los pájaros sus gallardías, y dicen los pastorcillos: «¡Quién pillara las muertas con las vivas!» Y dicen los gañancitos: «¡Colgaditas de las vigas!» Y dicen los pastorcitos: «¡Los pellejos de tus mulas para cribas !,»
Por San Matías, igualan las noches con los días, y dice la oveja al pastor:
«Sácame de este rincón y llévame a un carasol.»

Para llegar a este resultado, ha ido, como es natural, creciendo el día paulatinamente:

Por Santa María, hora y media más de día.
Por la Candelera, ya ha crecido el día una hora entera.
Por San Blas, una hora y más.
Por San Blas, dos horas más.
En llegando San Blas, pon pan y vino en la alforja, que día no faltará.
Por San Blas, una menos y otra más,

una hora menos de noche y otra más de día quiere decir; y esta duración progresiva de la luz solar hace buenas las recomendaciones:

En febrero, mete obrero, de la mitad adelante, que no antes.
En febrero, mete tu obrero; pan te comerá, mas obra te hará.
Obrero por obrero, dámele de febrero, a lo último que no a lo primero,

para deducir la conclusión:

Mes de febrero, jornal entero.

Febrero es un mes interesante para LA AGRICULTURA Y LA GANADERIA. Por algo se llama:

Febrero, cebadero.
Febrero, mes cebadero, y cabrito en el caldero;

Porque,

Febrero saca cebada del culero.
En febrero, sale la espiga del culero.

Además,

Los hijos de febrero son los haberos,

O sea los nuevos tallos de las habas.

También se le llama

Febrero cordero,



http://www.meteored.com/ram/2353/refranes-meteorolgicos-de-febrero/

sábado, 20 de febrero de 2010

Otro Miguel Hernández

Esta segunda entrega hernandiana no es una simple prolongación de la
que hizo Joan Manuel Serrat hace 38 años. Supone algo distinto, una
relectura atenta, que amplía y enriquece considerablemente la primera.
Mucho ha cambiado entre tanto la percepción del poeta. Cuando
murió, en 1942, su obra impresa no llegaba a las 500 páginas. De ellas,
el franquismo sólo permitió la libre circulación de unas 200. Y hubo que
esperar a 1960 para que la edición argentina de Losada alcanzase el
millar. Sobre ese corpus se asentaba aquel álbum, que tantos caminos
abrió.
Las Obras completas aparecidas en 1992 acrecentaron al escritor
hasta las 2.500 páginas. Ese es el Hernández espigado para culminar
Hijo de la luz y de la sombra, donde el cantautor no ha dudado en
arriesgarse, yendo a buscar los versos hasta los rincones más
escondidos. Y si ya en 1972 se habían rehuido tantas obviedades, ahora
se ha ido todavía más lejos, ensanchando todos los registros: poemas
de adolescencia, formación y tanteo; de tránsito, experimentación y
plenitud; de repliegue, depuración y balance.
El arranque, “Uno de aquellos”, se basa en un soneto en
alejandrinos incluido en Viento del pueblo, “Al soldado internacional
caído en España”. La adaptación, nada fácil, ha preservado su
empaque, la poderosa osamenta épica, subrayada por instrumentos
como la trompa. Pero los acordes encomendados a la guitarra rinden
homenaje a los folksingers estadounidenses y los combatientes de la
Brigada Lincoln (uno de cuyos integrantes, por cierto, colaboró con
Hernández para convertir sus versos en canciones). Y en su apoyo
acude un sonido tan paisano y cotidiano como la armónica, instrumento
que tocaba el poeta para entretener sus soledades de cabrero.
Temáticamente esta pieza inicial guarda afinidad con “Si me
matan bueno: si vivo mejor”, extraído de la obra de teatro bélico
Pastor de la muerte. Sin embargo, en lo musical es otra historia. Aunque
existan vínculos entre el Caribe y el folk americano --como la
Guantanamera de Pete Seeger— el arrimo a los sones cubanos de esta
composición evoca a Pablo de la Torriente, un brigadista de esa
nacionalidad, muy querido por Miguel.
También fluye una corriente subterránea entre los poemas
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juveniles “Del ay al ay por el ay” y “Dale que dale”. Serrat ha captado
con no poca sutileza esa veta que discurre bajo toda la obra
hernandiana. Una raíz que arranca de su temprana afición al flamenco
en Orihuela, para prolongarse en la pena negra de El rayo que no cesa y
desembocar --ya a tumba abierta-- en la etapa carcelaria. Un venero que
en el segundo tema aflora de modo explícito en las apoyaturas vocales
de Miguel Poveda.
La zona de sombra que contrapuntea este disco se acentúa con
“El hambre”, de El hombre acecha, libro donde las esperanzas se
gangrenan por fricción con la inminente derrota. Y termina dándose de
bruces en “El mundo de los demás”, tan opaco y desasosegante,
marcando la traslación desde el combate y los versos proferidos hasta el
intimismo donde apenas se susurran.
Este último registro enlaza un tema del novio primerizo, “Tus
cartas son un vino”, con dos de esa etapa postrera. Son apuntes
despojados e inermes, que oscilan entre la levedad de “Cerca del
agua” --una desleída acuarela— y el más esperanzado de “Sólo quien
ama vuela”.
Entre medio, se despliega todo un mundo de claroscuros y
contrastes. La “Canción del esposo soldado”, de Viento del pueblo,
ha de transcribir el desgarro de quien se siente tan capaz de propagar la
vida como de dar la muerte. Mientras que “La palmera levantina”, con
su merodeo instrumental, traduce la ardua polimetría y continuo trasiego
metafórico del luminoso original escrito por un Miguel casi adolescente.
Y en “Las desiertas abarcas” se van desgranando desengaños en una
dicción próxima a los registros más melodramáticos de la copla.
El insuperable cierre lo pone la canción “Hijo de la luz y de la
sombra”, convertido ya en una de las cumbres de Serrat, con su
magistral condensación del extenso poema original. Todo rezuma
plenitud en ella, a través de su intenso recitativo, celebrando el
sacramento de la vida, ese pozo de misterio donde se transmiten y
sellan las estirpes, el imán de los cuerpos proyectados hasta la
dimensión cósmica de la que proceden.
Miguel Hernández llegó a concebir su poesía como un itinerario
desde el negro de la tinta hasta el cárdeno de la sangre. No se refería
sólo ni principalmente a la vertida en las trincheras, sino a la que nutría
los sentimientos y enfebrecía los tinteros hasta volverlos rojos y
trémulos, en pudorosa metáfora del corazón. Pues un similar proceso de
madurez puede advertirse entre los dos discos que le ha dedicado el
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cantante, desde aquel primero de luto riguroso a este otro en negro y
rojo.
Con todo, quizá existan algunos elementos de continuidad. Los
rescoldos de aquel espíritu colectivo, generoso y solidario, que hizo
posible la Transición. Y que aquí ha cuajado en el DVD Imágenes en
busca de un poeta, donde se han implicado algunos de los más
destacados profesionales del cine español. Un tributo al poeta, sin duda.
Pero también a todo lo que Joan Manuel Serrat representa en nuestras
vidas.
Ese remate otorga al conjunto una dimensión excepcional, la de
un proyecto difícilmente repetible, que carece de antecedentes. Quien
acceda a los tres discos --el de 1972, este CD y el DVD que lo
acompaña-- obtendrá un entrelazo de palabras, músicas e imágenes de
las que resulta un Miguel Hernández en tres dimensiones. El raro
milagro de este Hijo de la luz y de la sombra.

Agustín Sánchez Vidal

miércoles, 17 de febrero de 2010

A FAVOR DE LAS NIÑAS


Este es el nombre de una colección de cuentos creada por Adela Turín que fue pionera en la literatura infantil alternativa. Toma partido "a favor de las niñas" y propone unos modelos de situaciones, relaciones y roles distintos a los que imperan en la literatura infantil al uso. Sus personajes femeninos sorprenden porque no esperan a ser "salvados" por los masculinos. Es más, son chicas activas, ingeniosas y valientes. De lectura obligada tanto para niños como para niñas y por supuesto, para adultos.
Estos son los títulos que tenemos en la biblioteca:

Arturo y Clementina
Adela Turín y Nella Bosnia. Barcelona, Lumen 1994
Arturo y Clementina son dos hermosas tortugas rubias enamoradas que viven a la orilla de un estanque. Mientras Arturo pasa el día pescando, Clementina se aburre tremendamente. Para que se distraiga, Arturo le trae muchas cosas: un tocadiscos, un cuadro, una enciclopedia… pero a Clementina lo que de verdad le interesa es ver mundo.
A partir de 8 años
El jardinero astrólogo.
Adela Turín y Bárbara de Brunhoff. Barcelona, Lumen 1992
Merlina es la hija de un jardinero y según una profecía ha de casarse con el príncipe de Sarcanda. El rey para evitar este desigual matrimonio ordena que la maten, pero podrían haber preguntado a Merlina que por nada del mundo se quiere casar con el príncipe.
A partir de 8 años
Historia de los bonobos con gafas.
Adela Turín y Nella Bosnia. Barcelona, Lumen 1997
Hace muchos años, la tribu de los bonobos vivía en un frondoso bosque. Los bonobos pasaban el día muy ocupados mascando frutos y bayas, pepitas y semillas, raíces y capullos que las bonobas recogían para ellos y para los bonobos chiquitines.
A partir de 8 años.
Historia de unos bocadillos.
Adela Turín y Margherita Saccaro. Barcelona, Lumen 1988
En el pueblo de Ita, las mamás y las niñas se encargan de hacer los bocadillos que luego envían a la Casa Grande de los Hombres. Nadie sabe qué es lo que hacen los hombres en esa Casa, hasta que Ita, una niña curiosa y aventurera, decide investigar por su cuenta.
A partir de 10 años.
La chaqueta remendada
Adela Turín y Anna Curti. Barcelona, Lumen 1988
La bruja del bosque regala una chaqueta remendada a un pobre carpintero. Esta chaqueta es mágica y transforma al que la lleva en el mejor carpintero del mundo. Al nacer la hija del carpintero, se la pone y efectivamente es magnífica trabajando la madera. Pero su madre piensa que no encontrará marido. La bruja le da un cuello para que lo añada a la chaqueta y podrá conseguir también todas las virtudes que se admiran en las mujeres: la paciencia, la alegría, la compasión, la sensibilidad y la simpatía.
A partir de 8 años.
La herencia del hada.
Adela Turín y Nella Bosnia. Barcelona, Lumen 1996
Asolina es una chica aventurera, valiente y siempre dispuesta a ayudar a los demás. En esta ocasión tiene que buscar unos objetos que el hada Melusina regaló a la tendera y que forman la dote de sus tres hijas. Sin estos objetos mágicos las muchachas no podrán casarse.
A partir de 10 años
Las hierbas mágicas.
Adela Turín y Nadia Pazzaglia. Barcelona, Lumen 1994
Cuando la reina enferma, una anciana anuncia que sólo unas hierbas mágicas podrán curarla. Para encontrar estas hierbas, el hijo de la reina emprende un largo viaje. Su hermana, la pequeña Hortensia irá tras él porque transcurre el tiempo y no regresa.
A partir de 8 años
Los gigantes orejudos.
Adela Turín y Nella Bosnia. Barcelona, Lumen 1988
Se trata de una nueva aventura de Asolina. En esta ocasión tendrá que liberar a tres princesas que tiene prisioneras el terrible Brujón en la Montaña de Esmeralda. Pero para llegar hasta allí, Asolina tendrá que superar muchos obstáculos. Afortunadamente es muy ingeniosa y valiente.
A partir de 8 años.
Nuncajamás.
Adela Turín y Letizia Galli. Barcelona, Lumen 1990
Milena tiene mucha suerte, es una niña muy hermosa y todos le aseguran que un día vendrá un príncipe y se casará con ella. Para eso ha de prepararse bien: "ponte derecha, péinate, lávate las manos, habla cuando te pregunten… ", insistía siempre su madre. Pero Milena tiene una amiga, la bruja Melusina que había sido desterrada a un torreón del castillo, porque sus conocimientos de astronomía, de medicina y de química ponían furiosos a los doctores del reino, que no sabían nada de nada.
Rosa Caramelo.
Adela Turín y Nella Bosnia. Barcelona, Lumen 1997
Hace mucho tiempo las elefantas eran de color rosa. Para conseguir este precioso aspecto se pasaban el día en un jardincillo vallado, comiendo sólo flores. Mientras, los elefantes, que eran grises, podían jugar por todos partes, en el rio, en la sabana y comer todos los frutos que quisieran. Hasta que un día, la elefantita Margarita, decide salir del vallado.
A partir de 6 años.
Una feliz catástrofe
Adela Turín y Nella Bosnia. Barcelona, Lumen 1989
La familia Ratón vive en una confortable madriguera. Mientras la señora Ratón se ocupaba de su numerosa familia y de mantener ordenado y limpio el hogar, el señor Ratón salía todos los días a trabajar. Cuando regresaba, mientras la señora Ratón fregaba los platos de la cena, el Señor Ratón contaba a sus hijos miles de aventuras vividas en su juventud: cuando visitó las pirámides, cuando viajó en el barco pirata, e incluso cuando llegó a la luna escondido en la bota del astronauta. Pero un día, una tubería rota inundó la madriguera y la Señora Ratón tuvo que organizar ella sola el salvamento.
A partir de 6 años

martes, 16 de febrero de 2010

Luis Mateo Díez escribió un relato sobre uno de sus maestros de infancia. Era un hombre afable y generoso que un día se fue del pueblo sin explicar la razón. Al acudir temprano a la escuela, los niños se encontraron un regalo de despedida. El maestro se había pasado la noche dibujando para ellos, con tizas de colores, el pueblo en que vivían. Y así pudieron ver los campos, las montañas, el río, las casas y la iglesia, es decir, todos los lugares que conocían y amaban, a una luz nueva, la luz que nacía del milagro de la representación.

GUSTAVO MARTÍN GARZO
Elogio de la prensa impresa

lunes, 15 de febrero de 2010

La bandera blanca y verde,
vuelve tras siglos de guerra.
A decir Paz y Esperanza,
bajo el sol de nuestra tierra.

¡Andaluces, levantáos!
¡Pedid tierra y libertad!
Sea por Andalucia libre,
España y la Humanidad.

Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos.
Hombres de luz que a los hombres,
Alma de hombres les dimos.

¡Andaluces, levantáos!
¡Pedid tierra y libertad!
Sea por Andalucia libre,
España y la Humanidad.

domingo, 14 de febrero de 2010

LA PALABRA DEL DÍA quilate


http://e1.mc1103.mail.yahoo.com/mc/login?ymv=0#_pg=showMessage&sMid=0&&filterBy=&ymv=0&.rand=277173761&midIndex=0&mid=1_4273_ANAIw0MAAFy%2BS3X%2FbgW%2FQgRmgi8&f=1&m=1_4273_ANAIw0MAAFy%2BS3X%2FbgW%2FQgRmgi8,1_4956_ANgIw0MAAKBRS3W%2B%2Bw1iPkbqJuc,1_5457_ANEIw0MAAD5QS3W8YQ2SfAPvH%2BM,1_5960_AMoIw0MAAUYPS3We5wQXhyjoXP0,1_6453_AMoIw0MAASiYS3WcVQXG%2BFRipbU,1_7152_ANYIw0MAAWoeS3VNbgHWiSSR2Wg,&sort=date&order=down&startMid=0&hash=e0073887241fb780075f29f5b2b17a39&.jsrand=3602951







La semilla del fruto del algarrobo era empleada por los antiguos griegos como unidad de medida para pesar joyas y piedras preciosas debido a la uniformidad de peso que le atribuían. El algarrobo se llamaba en griego keration, por lo que esta palabra se empleaba también como unidad de peso de las gemas; un keration equivalía al peso de una semilla. Cuando los árabes adoptaron esa unidad de peso, su nombre se convirtió en quirat, que en español pasó más tarde a quilate.

Actualmente, quilate tiene dos denotaciones diferentes: el quilate de joyero y el de orfebre. El primero es una unidad de masa equivalente a 1/140 de una onza, lo que representa unos dos décimos de gramo. En cambio, el quilate de joyero, que expresa la cantidad de material precioso contenida en una aleación, equivale a 1/24 del total del material o, lo que es lo mismo, un 4,167%. De esta forma, una pieza de veinticuatro quilates está constituida por oro puro, mientras que una de dieciocho quilates tiene una pureza de 75%.

Esta palabra tiene su equivalente en portugués como quilate; en inglés y francés, como carat; en italiano, como carato, y en alemán, Karat.

En nuestra lengua, quilate se emplea también, generalmente en plural, para aludir a la valía o a la importancia de alguna cualidad inmaterial, como en este texto del escritor mexicano Gilberto Chávez Jr.

«...sin atreverme yo a consumar el acto irremediable, cosa que, hasta cierto punto, salía sobrando y que, quizás, ponga en entredicho mis quilates de varón».

lunes, 8 de febrero de 2010